Hace 28 años, en 1997, la compañía más valiosa del mundo se encontraba al borde de la bancarrota, luchando por sobrevivir mientras su más acérrimo competidor dominaba el mundo del software. Pero en un giro que cambió el rumbo de la historia tecnológica contemporánea, Microsoft invirtió 150 millones de dólares en Apple.
Al comprar una participación del 7 % en Apple, Microsoft proporcionó la inyección de capital que Apple necesitaba, estabilizando a la compañía en su punto más bajo y sentando las bases para una de las “remontadas” más notables en la historia de la tecnología.
Inversión de Microsoft en Apple: ¿qué incluía el acuerdo?
En el momento de su inversión en Apple, Microsoft disfrutaba del éxito de Windows 95, el sistema operativo dominante para computadoras personales de entonces.
Y a pesar de los largos vínculos entre ambas compañías, Microsoft era un socio improbable: una amarga rivalidad entre Microsoft y Apple había surgido durante la última década, gracias a los desencuentros entre Bill Gates y Steve Jobs.
La inversión formaba parte de un acuerdo más amplio que incluía el compromiso de Microsoft de mantener Office para Mac y un acuerdo de licencias cruzadas, lo que devolvió la estabilidad y la credibilidad a Apple.
Pero no fue solo el dinero lo que salvó la situación. Jobs regresó a Apple casi al mismo tiempo, impulsando la compañía hacia la innovación con productos revolucionarios como el iMac, el iPod, el iPhone y el iPad, entre otros artilugios.
Estos dispositivos transformaron la imagen de Apple, posicionando a la empresa con sede en Cupertino como líder en diseño, tecnología y fidelización de clientes.
Hoy, esa participación inicial del 7 % estaría valorada en unos 242 000 millones de dólares.
Microsoft ya no posee esas acciones, tras haberlas vendido en los años posteriores al resurgimiento de Apple. Sin embargo, el impacto de esta alianza perdura hasta nuestros días.
Consideraciones finales
Este momento de colaboración entre dos competidores acérrimos destacó la importancia del beneficio mutuo en la industria tecnológica, subrayando cómo las alianzas estratégicas pueden impulsar el crecimiento, la innovación y un impacto duradero.
Cuando Microsoft invirtió en Apple fue un acontecimiento crucial, no solo para las partes involucradas, sino para el futuro de la tecnología.
La alianza demostró cómo la resiliencia y la colaboración podían superar incluso los desafíos más abrumadores, llevando a Apple a convertirse en la empresa más valiosa del mundo y consolidando su papel como líder en la transformación de nuestras vidas digitales.
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