Nunca se es demasiado mayor para hacer realidad los sueños, y pocas historias lo ejemplifican mejor que la del coronel Harland Sanders, fundador de la cadena de pollo frito KFC.
Su trayectoria, desde recibir cheques de la seguridad social hasta construir un imperio global de comida rápida, es un testimonio de la perseverancia y el poder de creer en uno mismo, sin importar la edad.
A los 65 años, cuando la mayoría de las personas se preparan para la jubilación, el coronel Sanders se encontró en una encrucijada. Tras años dirigiendo un exitoso restaurante, de repente se encontró sin dinero, con solo un cheque de seguridad social de 105 dólares a su nombre. Sin embargo, en lugar de aceptar esto como el final de su historia, Sanders lo vio como el comienzo de un nuevo capítulo.
Lo que distinguió al coronel fue su inquebrantable fe en su receta de pollo frito. En lugar de lamentarse por las circunstancias, decidió llevar su receta a los restaurantes, literalmente.
Con recursos limitados, Sanders se embarcó en una notable aventura de puerta en puerta, visitando restaurantes por toda su zona. Su misión era simple pero ambiciosa: encontrar socios dispuestos a vender su pollo frito con un sazón único.
No todo fue camino de rosas para el coronel Sanders
Sin embargo, el camino al éxito no fue nada fácil. En lo que se ha convertido en una legendaria historia de perseverancia, el coronel Sanders supuestamente escuchó «no» la asombrosa cantidad de 1009 veces antes de recibir su primer «sí».
Su enfoque era práctico y personal: viajaba a los restaurantes en coche y cocinaba su pollo frito al instante para los socios potenciales. Cuando finalmente cerraba acuerdos, estos se sellaban con tan solo un apretón de manos y una innovadora estructura de negociación: Sanders recibía cinco centavos por cada pieza de pollo vendida.
Para proteger su receta secreta, el coronel desarrolló un sistema ingenioso. Los dueños de los restaurantes recibían paquetes premezclados de su mezcla exclusiva de hierbas y especias, garantizando la confidencialidad de la receta y manteniendo una calidad constante en todos los locales.
Esta estrategia, simple pero eficaz, resultaría crucial para el éxito futuro de la marca.
Para 1964, la persistencia de Sanders había dado frutos que superaban sus sueños más ambiciosos. Su marca Kentucky Fried Chicken (KFC) había crecido hasta incluir 600 franquicias en todo el país.
Ese mismo año, vendió la empresa por 2 millones de dólares (equivalente a aproximadamente 17 millones de dólares actuales), aunque siguió siendo su embajador y portavoz. Su éxito fue tan notable que, para 1976, el coronel Sanders era considerado la segunda celebridad más reconocida del mundo. Falleció en 1980, pero su legado persiste a través de los más de 30 mil KFC en todo el mundo.
Consideraciones finales
La historia del coronel Sanders y KFC sirve como un inspirador recordatorio de que el éxito no tiene edad. A los 65 años, cuando muchos consideran que la vida llega a su fin, construyó un imperio que con el tiempo se extendería por todo el mundo.
Su legado perdura no solo en los miles de restaurantes KFC de todo el mundo, sino como un poderoso ejemplo de que, con suficiente determinación y fe en el producto, nunca es tarde para perseguir los sueños y alcanzar un éxito extraordinario.
No dejes de leer: Los mejores consejos de inversión de Warren Buffett para enriquecerse a largo plazo