Michael Burry, conocido por su predicción del desplome inmobiliario en 2008, calificó a la empresa Tesla como «ridículamente sobrevalorada».
El icónico inversor argumentó que la valoración de la compañía no refleja sus factores de desaceleración, especialmente a medida que los márgenes de beneficio siguen bajando.
Además, el paquete salarial de un billón de dólares de Elon Musk, junto con la decisión de Tesla de no recomprar acciones, ha dejado a los inversores vulnerables a los efectos de dilución que aún persisten.
Todo esto ocurre en una empresa que ha ido reduciendo su enfoque en su área de negocio principal. En su lugar, hace promesas futuristas como viajes compartidos autónomos, robots con inteligencia artificial (IA) y la visión de un mundo automatizado.
Pero tener una visión no significa ignorar la realidad y las matemáticas. Los ingresos de Tesla en 2024 apenas difieren de los de 2023, y los ingresos operativos han disminuido drásticamente.
Retos a corto plazo de Tesla
Tesla continúa su trayectoria de crecimiento, pero no al ritmo al que Wall Street estaba acostumbrado. En 2024, los ingresos aumentaron solo un 1 %, hasta los 97 700 millones de dólares. Esto representa una reducción significativa respecto al crecimiento del 19 % de 2023.
El tercer trimestre registró ingresos récord de 28 100 millones de dólares (un 12 % más interanual), respaldados por la entrega de 497 099 vehículos. Sin embargo, existe un aspecto preocupante: la rentabilidad está disminuyendo.
Los márgenes operativos se redujeron del 9,2 % en 2023 al 7,2 % en 2024. El trimestre más reciente mostró una asombrosa caída del 40 % en los ingresos operativos. La compañía se encuentra bajo presión debido a fuertes inversiones.
Tesla planea invertir alrededor de 9 mil millones de dólares en proyectos de capital en 2025 para impulsar la producción de Cybercab, semirremolques, junto con infraestructura de IA para la conducción autónoma y la robótica.
Estos proyectos podrían generar ingresos sustanciales en el futuro, pero por el momento afectan negativamente el flujo de caja y los márgenes.
Ese es el conflicto: se les pide a los inversores que acepten los proyectos futuristas de Tesla, mientras que, al mismo tiempo, se ahogan con el bajo rendimiento actual.
El problema de la valoración de Tesla
Con un precio de las acciones cercano a los 430 dólares y una capitalización bursátil total de 1,4 billones de dólares, Tesla se enfrenta a una valoración de aproximadamente 294 veces sus ganancias.
Esta valoración suele otorgarse a empresas de software con un crecimiento explosivo y altos márgenes, y no a fabricantes de automóviles que luchan contra el aumento de los costos de producción.
Incluso si se analiza la empresa desde la perspectiva de las ventas en lugar de las ganancias, la situación sigue siendo extrema. Tesla cotiza a 16 veces sus ventas, mientras que Toyota y General Motors están a poco menos de 1.
Quienes apoyan a Tesla afirman que la comparación de la empresa con los fabricantes de automóviles tradicionales pasa por alto el potencial de su software e inteligencia artificial. La visión de Musk lo demuestra claramente.
Sin embargo, Michael Burry se resiste a las narrativas del mercado que lo rodea: su punto de vista es que la valoración de mercado de Tesla presupone una ejecución perfecta en todos los aspectos, incluyendo la autonomía, los taxis robot, la robótica y la energía.
Incluso los márgenes principales del sector automotriz ya están bajo presión y los accionistas se están diluyendo. Cuando la valoración se estira tanto, incluso las pequeñas decepciones pueden provocar reacciones drásticas.
Consideraciones finales
La postura de Michael Burry es muy lógica: Tesla es una empresa destacada, con capacidad de innovación y un enorme potencial, pero el potencial y un crecimiento estable no son lo mismo.
Los mercados, en la mayoría de los casos, recompensan a los soñadores, pero al mismo tiempo castigan a los inconsistentes.
Esto no implica que la empresa vaya a hundirse, sino que el precio de las acciones transmite una historia mucho más grande de la que las cifras actuales pueden respaldar.
Adquirir acciones a este nivel de valoración implica estar convencido del rendimiento casi perfecto en robótica, IA, vehículos autónomos y nuevas áreas de grandes beneficios, todo ello mientras la empresa se enfrenta a márgenes decrecientes y altos costes operativos.
Esta es precisamente la razón de las dudas de Burry: se pregunta si el precio de las acciones no refleja algo muy alejado de la realidad actual. Por lo tanto, ser cauteloso no es ser pesimista, sino racional.
Información de Techi / Redacción Minuto Financiero
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