El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una orden ejecutiva el miércoles 30 de julio que eleva los aranceles comerciales al 50 % sobre los productos brasileños, en represalia por lo que considera como una «cacería de brujas» contra su aliado político, el exmandatario de Brasil, Jair Bolsonaro.
Con este anuncio, Trump cumplió su amenaza de usar el poder económico estadounidense para castigar a Brasil, y en particular al juez de la Corte Suprema de ese país, Alexandre de Moraes, por las medidas tomadas contra el líder de extrema derecha.
A diferencia de los aranceles que Trump impone a las economías de todo el mundo, las medidas contra Brasil se formulan en términos políticos. Sus acciones destruyen lazos comerciales centenarios y un superávit que Brasilia estimó en 284 millones de dólares el año pasado.
Las medidas aumentaron drásticamente la presión sobre Moraes, quien se ha convertido en una de las personas más poderosas y polarizadoras de Brasil, y en un dolor de cabeza para los adversarios políticos del presidente brasilero Luiz Inácio Lula da Silva, tras enfrentarse repetidamente con Bolsonaro y otros actores conservadores por desinformación.
No se especificó la fecha de entrada en vigor de los aranceles, pero Trump había citado previamente el 1 de agosto. Los nuevos impuestos se anunciaron poco después de que el Tesoro de Estados Unidos impusiera sanciones a Moraes, tras una medida similar del Departamento de Estado a principios de este mes.
La reacción de Brasil ante los nuevos aranceles de Trump
Las sanciones provocaron una respuesta rápida y furiosa de Brasilia. El fiscal general, Jorge Messias, las calificó de «arbitrarias», «injustificables» y «un grave atentado contra la soberanía de nuestro país».
Brasilia no respondió de inmediato al anuncio de los aranceles, pero Lula da Silva había denunciado previamente las amenazas de Trump como un «chantaje inaceptable».
Jair Bolsonaro es juzgado por presuntamente planear un golpe de Estado para mantenerse en el poder tras perder las elecciones de 2022 ante el político socialista. Se arriesga a una pena de hasta 40 años de prisión si es culpable.
La fiscalía afirma que la conspiración incluía un plan para arrestar e incluso asesinar a Lula, a su vicepresidente Geraldo Alckmin y a Moraes. Brasil ha insistido en que procederá con el procesamiento de Bolsonaro.
Paradójicamente, la intervención de Trump en el caso Bolsonaro, a través de la imposición de aranceles por el 50 % a productos brasileños, ha mejorado hasta la fecha la popularidad de Lula, quien llama a la unidad nacional ante la «injerencia» estadounidense.
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